El otoño se desliza suavemente a través de las rojas hojas de las lengas o hayas australes, que ya empiezan a ceder al empuje del frío. Pronto caerán las primeras nevadas a orillas del lago Argentino, y el viento que viene de los hielos continentales hace descender la temperatura por debajo del punto de congelación. Una vez más, el invierno austral se va instalando en estos vastos territorios para convertirlos en una inmensa nevera que permanecerá aletargada hasta la llegada de la primavera. En los acantilados que rodean esta laguna se ha descubierto recientemente una de las mayores condoreras de toda la cordillera de los Andes.